LAS ENTIDADES DE ADICCIONES DEMANDAN QUE LOS RECURSOS DE ATENCIÓN SE ADAPTEN A LAS NECESIDADES DE LAS MUJERES.
Con motivo del Día Internacional de la Mujer, desde UNAD, Red que reúne a las asociaciones que intervenimos en el ámbito de las adicciones y de los problemas que derivan de ellas, queremos visibilizar y denunciar la desigualdad y violencias de género que sufren las mujeres con adicciones.
En 2018, las entidades que formamos parte de UNAD atendimos a 17.043 mujeres:
• 7.313 mujeres acudieron a servicios asistenciales de drogodependencias u otras adicciones.
• 2.447 mujeres asistieron a servicios de inserción sociolaboral y empleo.
• 1.066 mujeres solicitaron asesoría jurídico penal.
• 6.217 mujeres buscaron apoyo como familiares de personas con problemas de adicción .
Siendo estas cifras muy elevadas, cabe decir que solo 1 de cada 4 personas que se acerca a UNAD para solicitar asistencia es mujer. ¿Se debe esto a que las mujeres presentan menos problemas de consumo y/o adicción que los hombres? En ningún caso podemos concluir eso. Por nuestra amplia experiencia en el ámbito de las adicciones identificamos que:
- Las mujeres con problemas de consumo y/o adicción sufren una doble discriminación (por ser consumidoras y por el hecho de ser mujeres) que dificulta su acceso a los servicios de atención. Esta discriminación, además, se ve multiplicada cuando aparecen otros ejes y elementos que interseccionan, como tener algún tipo de discapacidad/diversidad funcional, ser una mujer racializada, estar en situación de pobreza, o ser una mujer trans, entre otros muchos elementos. La valoración social de las mujeres consumidoras de drogas, comparada con los varones, es más negativa, generando un mayor estigma social hacia ellas al transgredir los comportamientos normativos asociados socialmente a las mujeres. Debido a todo esto, sienten, en mayor medida, vergüenza, culpa y baja autoestima.
- En el caso de acceder a los servicios, la permanencia en los mismos es más complicada para las mujeres, puesto que toda la red está diseñada desde un modelo androcéntrico de atención, y los servicios no responden a sus necesidades. Gracias al impulso de algunas asociaciones, cada vez existen más servicios orientados desde una perspectiva de género, de forma que puedan dar respuesta a las mujeres. Buen ejemplo de ello son aquellos centros que atienden a mujeres con problemas de consumo víctimas de violencia de género. No obstante, es urgente y necesario que todos los territorios incorporen protocolos de actuación ante casos de violencia de género y adicción.
- Casi la totalidad de las mujeres con problemas de adicciones han sufrido alguna vez malos tratos físicos y/o psicológicos o han sido abusadas sexualmente. También recurren en mayor medida al ejercicio de la prostitución como modo de supervivencia y mantenimiento del consumo.
- Las mujeres han sido ignoradas históricamente en la mayoría de los estudios sobre tratamiento. El conocimiento sobre las reacciones químicas de las drogas en las mujeres es más limitado, ya que el sujeto experimental en los estudios suele ser varón, y cuando las mujeres han sido tenidas en cuenta normalmente ha sido para estudiar las repercusiones en el feto durante el embarazo.
- En las mujeres el abuso de psicofármacos no suele ser considerado como un problema, puesto que se consume en el contexto de lo privado.
- En el caso de las mujeres, hay una mayor prevalencia de trastornos psicológicos o psiquiátricos: ansiedad, depresión, estrés postraumático, intentos de suicidio y trastornos de la alimentación.
En este contexto, y 25 años después de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, queremos reclamar políticas públicas que respondan de manera efectiva a estas realidades a nivel local, autonómico, estatal, europeo y global. Precisamente esta semana la ONU se ha reunido en Viena para tomar decisiones sobre la política global de drogas. Aprovechamos la coyuntura para recordar que en 2016 todos los Estados miembro de la ONU, incluido España, acordaron:
“Asegurar el acceso no discriminatorio a servicios de salud y atención y servicios sociales en el marco de programas de prevención, atención primaria y tratamiento, incluidos los que se ofrecen a las personas encarceladas o en prisión preventiva…y asegurar el acceso de las mujeres, incluidas las mujeres privadas de libertad, a servicios de salud y orientación adecuados, incluidos aquellos que se necesitan especialmente durante el embarazo;
Incorporar la perspectiva de género en los programas y políticas en materia de drogas… formular y difundir medidas que tengan en cuenta las necesidades y circunstancias específicas de las mujeres y las niñas en relación con el problema mundial de las drogas…
Alentar a que se tengan en cuenta las necesidades específicas y los posibles múltiples factores que hacen vulnerables a las mujeres encarceladas por delitos relacionados con las drogas… ”.
Desde UNAD continuaremos defendiendo los derechos de las mujeres con problemas de consumo y/o adicciones, trabajando por la eliminación de las barreras por razón de género, caminando en pro de la igualdad, y poniendo medios para la erradicación de las violencias de género que sufren.
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